Ruidos a la Carta

Hoy te has portado bien dijiste, creo que sonaba algo de The cure, creo que se estaba haciendo de día y creo que ese día aprendí que el amor dura lo que dura echar de menos a alguien. Nada de palabras huecas y huérfanas, he borrado eterno de mi diccionario particular, desayuno con Fisherspooner y me acuesto con alguna canción de Anthony and the Johnsons, ya no creo en castillos y mucho menos en que los viajes solo pueden ser de un sentido, alérgica a los juegos de palabras y a la alfombrilla de mi querida vecina, cuento los días con los dedos de los pies porque tengo las manos ocupadas limpiando los restos de la ultima fiesta donde dos se fueron con el corazón roto, tres a regañadientes porque no quedaba ginebra, cuatro cantando un viejo hit de los 80 y uno se ha quedado dormido en el sofá, no se si despertarlo, no soy nadie para joderle el momento y hacerlo volver a la realidad, Bukowsky me mataría por ello y por no tener cervezas de reserva escondidas en algún lugar del apartamento. Miro una revista de nuevas tendencias que alguien se ha dejado en la cocina me doy cuenta de que Moby y Rem siempre han sido el mismo hombre, llevan años engañándonos, ¿quien debe ser el alter ego de los dos? el mío se ha ido a dormir justo cuando me he quitado los zapatos rojos de tacón, los fabulosos baker boys le cantan una nana y yo me quito los restos de maquillaje mientras miro el detestoso gallo de los Corn Flakes. Puede que se equivocaran y que la vida no sea drogas música y rock and roll sino las secuencias eliminadas de cualquier película, creo que por eso nunca he sabido quedarme conmigo a solas, me entristece que no entre un nuevo protagonista o un personaje secundario en mi sitcom, apagaré las luces e intentaré contagiarme del sueño de ese desconocido que ocupa mi sofá, con un poco de suerte el se despierte antes y cambien los papales de héroe y rescatado.